Referentes Clásicos

En este blog se publican los trabajos de los alumnos que cursan la asignatura Referentes clásicos de las manifestaciones culturales modernas en el IES Misteri d'Elx durante el curso 2014-15

jueves, 25 de febrero de 2016

''ANDWARD'' (© Κυνόσουρα)



(© Κυνόσουρα)

¿Se debería regular de algún modo la investigación en torno al genoma humano? ¿Por quién debe ser regulado?
El Proyecto G también conocido como Proyecto del genoma humano surgió en 1990 y en él intervinieron varias instituciones y países. Su objetivo era el de localizar, identificar y definir la totalidad de los genes de la especie humana. 
A pesar de que el conocimiento sobre el genoma humano aporta numerosos beneficios al hombre, sobre todo en relación con la lucha contra enfermedades, los riesgos son también numerosos. Los conocimientos sobre el genoma humano pueden acrecentar el poder destructivo de hombre mediante la creación de nuevas armas biológicas. La biotecnología actual puede llegar a prometer la creación de seres bellos, perfectos en su especie, felices, humanos e incluso serviciales al hombre. Además, desde el punto de vista político, algunos advierten del peligro de un posible control genético de las poblaciones. 
Por tanto, la respuesta es afirmativa. 
Quizá esto último no lo tuvieron en cuenta los investigadores en 2003. Claro, estaban tan inmersos sus costosas investigaciones con el objetivo de avanzar y ayudar a la humanidad que no cayeron en ese pequeñísimo detalle que acabó con nuestro mundo tal y como lo conocíamos: el ansia de poder".
Mi nombre es Andward, allí de dónde soy era conocido como 54. Diréis “eso no es un nombre”, bueno, es cierto, no lo es, pero era el mío. Os explicaré por qué y de dónde vengo. 
Mi planeta era Glikvur. Un planeta un tanto diferente al tuyo, árido, seco y cálido. Allí la gente vivía en paz cada uno inmerso en la cotidianidad de su vida pero todo eso cambió con el Proyecto G. Dicho Proyecto puso fin a nuestro querido sistema republicano. Debido a la avidez y al afán de poder por parte de ciertos políticos se produjo un golpe de Estado implantándose así la más dura de las tiranías. Desde aquel instante la población vivía con miedo, aquel que no obedecía era sometido y reprimido de la forma más cruenta e inhumana inimaginable. ¿Cómo lo hacían?
Veréis, allí existían unos laboratorios especializados dedicados a la investigación y a la búsqueda de una posible solución a los problemas de las enfermedades de los hombres, los Laboratorios Pro. En uno de estos se encontraba mi creador, Zenth, un incansable investigador que solo vivía para trabajar en busca de la ansiada respuesta. Mediante la eugenesia, la ingeniería genética, buscaba mejorar las especies ya existentes y crear una raza fuerte e inmune a las enfermedades y a la muerte. 
Tras años de experimentos con sujetos fallidos estuvo a punto de rendirse cuando halló la forma de dar vida a seres que aún no la poseían, cuerpos inertes que serían un hogar adecuado para las almas, la vida, de la que nos dotaría. 
Yo fui el sujeto satisfactorio, el paciente número 54.
El problema estaba en que el propósito de “los que dirigían el cotarro” según decía él, cambió con la implantación de la tiranía. Pasó de ser  ayudar a la raza humana a hacer de nosotros, los "sujetos exitosos", un arma para los poderosos gobiernos que querían ser los más fuertes de nuestro mundo. Buscaban un ejército no una cura para los males. Claro, el creador Zenth hizo todo lo posible por ocultar las fórmulas del Proyecto G ya que no apoyaba su causa por eso lo mataron. 
No pretendo contar la historia con todo lujo de detalles. Tan solo explicaré lo estrictamente necesario para transmitir mi mensaje. 
-¡Corre! 
Eso fue lo último que me dijo. Me entregó los papeles del Proyecto en una mochila vieja, lo hizo con brusquedad y me mandó huir, esconderme y destruir todos los papeles. Detrás de mí venían los guardias, me perseguían, querían los papeles. Yo no podía dejar que aquello por lo que había dado la vida mi creador cayese en malas manos así que corrí. Me seguían pero después de un rato los despisté, demasiado lentos para mí con sus organismos inalterados.  
Al fin y al cabo, ¿qué querían? Ya tenían su ejército, miles de supersoldados sumisos a cada orden que diese el general, miles de sujetos con su propio chip implantado para asegurar la no sublevación al poder establecido. 
Pasadas unas horas llegué a un poblado no muy lejano en el que me sentía perdido y desconcertado, ése no era el hogar que yo había conocido. Allí conocí a Ilora. Resultó ser hija de un comerciante de piezas de diversas máquinas como robots, coches, naves, láseres…  
-¿Cómo te llamas?
-54.
-Eso no es un nombre. Venga alguno tendrás. ¿Einer? ¿Iron? Wegard?
-No tengo nombre. Mi creador no me puso uno.
-¡Ya está! Te llamaré Andward.
Con los días, las semanas que transcurrían hicimos amistad. Le conté lo sucedido y me preguntó por qué no había destruido los papeles aún.  
-No lo sé. 
Esa fue mi respuesta. Me dijo que conocía a un hombre que se llamaba Ginnar y que quizá podría ayudarme, era un científico jubilado que se dedicaba a experimentar en el garaje de su casa. No sabía qué clase de ayuda podría darme pero cualquiera era bienvenida. 
Fuimos en su busca y de camino tuvimos varios encontronazos con guardias de los Laboratorios Pro pero conseguimos despistarlos gracias al extenso conocimiento que tenía Ilora de los más recónditos lugares del pueblo. 
Llegamos a nuestro destino. El Dr. Ginnar se interesó en el Proyecto de inmediato pero su conciencia le decía que no debía ayudarnos porque eso le acarrearía serios problemas. Finalmente accedió. 
Pasamos meses urdiendo diferentes planes que al final acabaron siendo bolas arrugadas de papel en la basura. Nuestro objetivo era destruir los chips implantados en la nuca de cada sujeto que ya no era capaz de pensar por sí mismo sino que se veía obligado a actuar conforme a las órdenes de un tirano violento que buscaba someter a las otras naciones. 
Finalmente elaboramos un plan para introducirnos en las instalaciones y destruir el archivo del Ordenador Central acabando así con el problema desde la raíz. Lo haríamos con un virus introducido con una memoria USB. Sencillo y eficaz. Solo faltaba ponerlo en práctica. 
Llegó el día. Conseguimos entrar y engañar al sistema de seguridad. O, al menos, eso pensábamos. En tan solo unos minutos nos encontramos rodeados por los por entonces lacayos y su general en la sala del Ordenador Central. Nos sujetaron e intentamos oponer resistencia pero obviamente era imposible. Eran fuertes y cumplían órdenes. Ilora intentaba persuadirlos en vano, gritaba pero no la oían, solo escuchaban a su “pastor”. 
Nos encerraron en habitaciones separadas y nos golpeaban y amenazaban para que dijésemos dónde estaban los papeles del Proyecto G. 
Ginnar acabó cantando. Nos desataron y nos volvieron a reunir. 
-Lo siento, lo siento... 
Eso era lo único que repetía una y otra vez. 
-Amenazaron con hacer daño a mi familia. 
Intentaba excusarse. 
-No puedo perder a nadie más. ¡La tienen aquí! –decía llorando. 
Ginnar ya había perdido a su mujer y a una hija por una grave enfermedad ocasionada por el Virus Z que afectaba a los órganos vitales del cuerpo. Solo le quedaba su pequeña nieta Zafira. No lo hizo con mala intención, vi la tristeza en sus ojos  el miedo que desprendía su rostro. 
-Nos iban a matar. Era lo más lógico concebible 
Nos trasladaban a un lugar adecuado done hacerlo cuando Ilora consiguió soltarse y huir.  
Centrados en ella aproveché a soltarme y correr en la dirección opuesta. A mí también me seguían. Peor yo era más rápido, mucho más. Entré en la sala de control, dejé inconsciente al guardia que estaba allí y cerré todas las puertas de acceso que conducían a la sala en la que estaba. Desde ahí podía controlarlo todo. Comprobé las cámaras y vi que Ilora estaba llegando al Ordenador Central. ¿Será que el virus todavía está en sus manos?” pensé. Supuse que sí y en cuanto entró bloqueé las puertas de acceso al Ordenador Central. 
Ilora introdujo la memoria con el virus en el puerto USB y solo faltaba esperar. Fácil decirlo pero no teníamos tiempo. En cualquier momento desbloquearían las puertas y nos atraparían a los dos. Y esta vez no tendríamos escapatoria. 
Los segundos transcurrían lentamente. Cada vez que pasaba uno estábamos un segundo más cerca de la muerte. Lo sabíamos y lo teníamos muy presente.  
29%, 37%, 52%, 64%... Se hacía eterno. Impacientes y deseosos de que marcase ya el 100% observábamos como avanzaba la barra del progreso. 77%, 81%, 83%, 86%... A medida que se acercaba el final el proceso se  ralentizaba. ¡Qué oportuno, vaya! 
Golpes se oían contra la puerta, pitiditos que advertían de que iba a abrirse enseguida…  
Venga! –gritaba Ilora al monitor desesperada. 
El sudor resbalaba por su frente. 
Se abrieron las puertas. La cogieron. También entraron en la sala de control, por tanto, también me cogieron. 
-­¡No! ¡Soltadme! ¡No sabéis lo qué hacéis!  
Gritaba con todas sus fuerzas y oponía resistencia tanta que tuvo que acercarse uno a ayudar al guardia que tiraba de ella. 
“Proceso completado”. 
Nuestra salvación. Había tardado pero lo habíamos conseguido. Inmediatamente los hombres que la sujetaban la soltaron y los que me retenían hicieron lo mismo. 
Una vez recuperada la conciencia los supersoldados que eran las piezas del tablero de ajedrez del capitán se rebelaron contra él. Otorgada la libertad decidieron que no querían ser máquinas de guerra descerebradas. Yo se la había entregado, más bien, nosotros, Ilora y yo, lo habíamos hecho.
Diréis "¿Y qué pasó con el tirano?". Pues bien, estos supersoldados libres al despertar de su 'sueño' y conocer la realidad se hicieron cargo de él restableciendo el sistema existente  cuando el pueblo vivía en paz.
Al fin toda la pesadilla había acabado. Se había puesto fin a la Era de Guerra comenzada por los tiranos que buscaban acaparar el poder y utilizarlo para su propio provecho individual sin tener en cuenta a quien pisasen para alcanzar su objetivo.  

3 comentarios:

  1. No es una obra de arte pero ahí está. No es un micro-relato así que puede que se haga un poco tedioso de leer y más teniendo en cuenta que está escrito por mí.

    Lo subo todo junto y no por partes porque no me gusta dividirlo.

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  2. Me parece bien que lo suba usted todo junto. El relato está MUY BIEN ESCRITO, pero, como le he puesto en la corrección del trabajo, quizá sería conveniente que pusiera entre comillas la introducción. Corrija también algunas erratas: "Claro, estaban tan inmersos sus costosas con el objetivo de avanzar e ayudar a la humanidad"

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