Alrededor
de la vida ha creado
un
péndulo al que sirvo y es esclavo;
movimiento
que arbola arenas desnudas
y
no debo oler más allá de sus mareas.
Mareas,
humedades nocturnas, habla,
¿es
este el olor de la vida?,¿es tu mundo?
Acierto
a escuchar ahora las brisas
escapadas
de tus trémulos labios
por
hondos bostezos, por largos rincones,
a
través de los cuerpos y de los otros cuerpos
de
los hombres que por el hombre desfilan,
sin
escuchar tus voces, persiguiendo sus voces.
Cada
vez que mi monte lo cubres de luto,
aguzo
la vista y veo,
y
veo,
veo
que siento una escalera de cuerpos ascender
hasta
tu mundo por mi mundo,
con
sus cuerpos, sin mi cuerpo;
y
entonces no entiendo porque siento
que
tiento, con sus pálidas manos,
este
hastiazgo de blancas rocas
y resuena tu vista clavada en mis manos,
¿qué
manos?
Con
el temblor de la ardiente pupila hablamos
cuando
ya no ardo por su voz con mi cuerpo,
cuando
dejan de latir sus alas
y
huyo con el corazón batiendo,
cuando
mi sangre se va convirtiendo en sueño,
y
sueño que sueño, que si al despertar
serán
sus alas mi cuerpo.
Uf, voy a tener que leerlo varias veces para intentar, no ya captar la relación con Prometeo, sino simplemente para entenderlo. No obstante, le prometo, Prometeo, que le dedicaré el tiempo que sea necesario. De momento, solo una observación: "hastiazgo" no existe, a no ser que se lo haya inventado usted a propósito mezclando "hastío" y "hartazgo"...
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